Varios pitos después estábamos jugando al Tío y la Tía. Me tocó el número ocho. A él le tocó el 3. A Román le tocó ser el tío. Se demoró dos segundo en decir que el ocho y el 3 se dieran un beso fogoso de al menos 3 segundos. Tragué saliva. Yo nunca nunca. Se acercó y me dio mi primer beso. Ni siquiera sé cómo se llamaba, pero sentí su lengua dulce contra la mía. Me dio cosquillas el roce con su bigote. Al rato me acerqué y le dije ¿te puedo decir algo? Sí, me dijo. Tu bigote pica. Y nos reímos antes de perdernos en el patio. .................................................... ......................... ........ Otro cuento que escribí como ejercicio del taller LEA que se desarrolla en la Usach. bye
últimamente esto se trata de la vida misma, sin reparos en las consecuencias, escribiéndola tal cual