Estos cuentos los publiqué en la revista que hago con unos amigos, Santa Sherwood, específicamente en el primer número (click para lectura online).
Los dibujos los hicieron unos niñxs de un colegio de Castro, van en séptimo.
Prometo continuar la historia más adelante.
1
Mi hermana Chanchisca nació con
cola de chancho. Fue un día lluvioso al que siguió una noche de tormentas
eléctricas. En vez de llorar y gritar como chancha, sonrió y esbozó su primer
cui-cui. Nos entretuvimos durante horas con su cola de resorte, y nos asomamos
con ella en brazos por la ventana del hospital para que sus fans pudieran
conocerla.
Aunque no todo en su vida fue tan
alegre.
2
Cuando la fueron a inscribir al
registro civil del hospital la voz de la niña con cola de chancho ya se había
corrido, y mis padres eran bien conocidos por el personal sanitario. Pero el
registrador de bebés era un bromista sin descanso, y cuando mis padres le
dijeron que la bebé se llamaría Francisca el funcionario anotó Chanchisca a
modo de broma.
Horas después el funcionario
murió de un ataque de risa.
Y desde entonces mi hermana chica
se llama Chanchisca.
3
Cuando Chanchisca tenía cuatro
años estábamos muy pobres. Así que la llevamos a la feria que se instala en el
barrio y tratamos de venderla. Una señora pituca que pasó le miró los dientes,
y después de consultar el precio dijo que estaba muy barata, casi regalada.
Mi hermana Chanchisca le dio un
tarascón y le arrancó tres dedos de la mano derecha.
Moraleja: a chanchita regalada no
se le miran los dientes.
4
Una vez una bruja mala muy mala
quiso cocinar a mi hermana Chanchisca creyendo que era una lechoncita. Trató de
meterla en el horno de su cocina, pero a mi hermana no le gusta que le digan
gorda lechona, así que se salió del horno y se comió la casa de la bruja, que
estaba hecha toda de dulces y chocolate light.
La bruja juró que se vengaría si
no recibía una compensación.
Y mi hermana Chanchisca tuvo
pesadillas durante trece noches.
5
Paseando en el bosque, Chanchisca
se encontró un lobo malo, de color negro como el alma de Augusto. Jugaron a las
escondidas y a construir casitas, pero el lobo no era muy bueno soplando así
que se aburrieron. Cuando llegó la noche mi hermana Chanchisca se vino a la
casa y el lobo vino detrás suyo. Pero al llegar el lobo malo quiso comerse un
avestruz que andaba en el patio. Justo era noche de San Juan, y el lobo se
subió a la higuera y cortó una rama.
Mi hermana le regaló el lobo malo
a la bruja mala muy mala y ya no fueron enemigas a muerte.
El lobo malo se pasea por el
barrio acompañando a la bruja mala muy mala, todavía con la rama en la boca. La
rama aún sigue verde.
6
Cuando mi hermana Chanchisca
tenía siete años hubo una lluvia de meteoros. Como ella quería verla muy de
cerca y la ciudad tenía muchas luces, se subió a mirarla a una alta torre justo
durante un eclipse de luna. Cuando el viento estelar sopló con fuerza se le
voló el paraguas que llevaba y la lluvia de estrellas le cayó en el rostro.
Desde entonces fue una chanchita
pecosa.
7
Paseando por el puerto de
Valparaíso mi hermana Chanchisca se encontró con un barco pirata que quería
robar los bancos de la ciudad. De puro mirona se acercó a las escaleras de un
banco que estaba siendo robado y la vio el Capitán Patepalo, quién se imaginó
que Chanchisca era una alcancía y la subió a su barco.
Fue el inicio de un viaje por
Latinoamérica que la llevaría a conocer a Charloca.
8
Cuando los piratas se dieron
cuenta de que mi hermana Chanchisca no era una alcancía, el Capitán Patepalo la
mandó a saltar por la tabla, pero a mitad del recorrido ella se resbaló y
comenzó a dar botes con su cola de resorte, lo que hizo que todos los piratas se
rieran, así que le perdonaron la vida y la invitaron a ser parte de la
tripulación del Aguaclara.
Por ser niña le permitieron usar
un parche en el ojo para demostrar que era pirata, y se tomó una foto que se
llenó de laiks.
9
Tratando de pescar su almuerzo,
mi hermana Chanchisca sacó del mar una sirena, llamada Mandarina. Al verla el
Capitán Patepalo se quiso casar con ella, y los piratas le hicieron un vestido
con las velas del barco, y Mandarina comenzó a cantar en sireno una balada
romántica. Chanchisca, que era la dama de honor, llevaba también las argollas robadas
de los dedos de algún senador y su esposa top model. Justo cuando estaba
llegando al improvisado altar, la sirena Mandarina se dio cuenta de que tenía
sed y calor de estar tanto rato fuera del agua. Es que Mandarina no podía vivir
fuera del agua.
Y al Capitán Patepalo no le
gustaba el agua, así que no hubo boda.
10
Cuando los piratas llegaron a
Ecuador mi hermana Chanchisca se bajó del barco a jugar con las tortugas, primero
a las carreras de nado, luego a las escondidas en los arrecifes, y cuando le
dio sueño se tumbó a dormir sobre el caparazón de una tortuga de 200 años de
edad. Cuando despertó se tomó una selfie con la tortuga, que subió a su insta
para que sus fans le dieran muchos likes.
Al anochecer hundieron un barco
japonés cazador de ballenas, pues lo piratas, aparte de piratas, eran
ecoterroristas.
11
Al rato de llegar a México los
piratas entraron a una zona de territorio zapatista, donde participaron de varias
escuelitas y comités de buen gobierno, y mi hermana Chanchisca pudo compartir
unas mateadas con algunos de los muchos subcomandantes insurgentes Galeano. A
veces iban los militares del mal gobierno y tenían que ponerse los pasamontañas
para defenderse, pero la mayoría del tiempo trabajaban la tierra y vivían en
paz.
Así, el corazón de mi hermana
Chanchisca creció en cariño y justicia, y aprendió que siempre hay que mandar
obedeciendo.
Fue la primera vez que pensó en
volver a Chile.
12
Mientras cruzaban el canal de
Panamá los piratas del Aguaclara liberaban esclavos de las trasnacionales,
repartiendo conocimiento y libros de filosofía en fábricas y jardines
infantiles. También asaltaban bancos y le tiraban las orejas a los
parlamentarios que robaban plata del pueblo, así que se pasaban día y noche
arrancando de los ricos y poderosos, pero la gente los escondía y les daba
alimentos libres de transgénicos.
Y en una hermosa mañana mi
hermana Chanchisca conoció el Océano Atlántico.
13
Al llegar a la isla de Cuba los
piratas fueron recibidos con vitores por los jóvenes universitarios. Repartieron
la carga de alimentos orgánicos que habían acumulado en sus viajes y se
quedaron en una comunidad hippie donde aprendieron a hacer artesanías para
venderle a los extranjeros. Aunque los piratas no fumaban ni bebían alcohol, el
capitán Patepalo los autorizó por una noche a beber ron y fumar habanos, con la
condición de bailar toda la noche y levantarse en la mañana a hacer clases.
Resulta que los piratas del
Aguaclara habían ido a Cuba a enseñarle a los isleños a piratear computadores,
y mi hermana Chanchisca aprendió que el dinero digital es muy fácil de robar.
14
En el zoológico de Jamaica el
capitán Patepalo mandó a la tripulación a liberar a los animales de las
prisiones. Mi hermana Chanchisca encontró en su jaula a una lince albina llamada
Charlota, que tenía un ojo color sol y otro color luna, y se la subió al barco
para que se comiera las ratas que mordisqueaban la comida.
Maullaba Charlota, feliz de
recorrer la noche fuera de una jaula.
bye
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