Benditas sean estas diosas
con sus miradas como manantiales,
sus ojos como luceros rutilantes,
con sus brazos que trepan por mis hombros,
con sus cinturas tan abrazables.
Benditas sean con sus palabras,
con sus cabellos,
con la esencia resumida de su ser en un respiro,
la vida de los recuerdos en los segundos venideros,
el silencio en que aprendo a escucharlas,
los desvelos nocturnos en su compañía querida,
sus moradas y habitaciones,
sus voces femeninas en canciones argentinas,
con sus lamentos literarios, también literales,
sus dialectos inventados, lenguas desgarradas,
distancias terrenales, anhelos espirituales.
Malditas sean las ganas de raptarlas,
sacarlas de sus manos, llevarlas en un abrazo,
traerlas en mil años,
quedármelas en algo más que los recuerdos,
los lamentos, los momentos,
la sinapsis interrumpida por el atisbo del cielo de sus nombres musitados en la noche estrellada de esta existencia errática,
la vigilia nebulosa de los efímeros días con su presencia,
las rojas flores rechazadas por su perfección en el espacio,
las flores pedidas por la vanidad de los cabellos negros.
Malditas sean las gentes que dejaré en estas tierras
por la necesidad imperiosa de volver a la mía propia,
por las legales inquisiciones que así me lo ordenan,
las reglas y permisos en el lomo de este animal cansado de su juventud.
con sus miradas como manantiales,
sus ojos como luceros rutilantes,
con sus brazos que trepan por mis hombros,
con sus cinturas tan abrazables.
Benditas sean con sus palabras,
con sus cabellos,
con la esencia resumida de su ser en un respiro,
la vida de los recuerdos en los segundos venideros,
el silencio en que aprendo a escucharlas,
los desvelos nocturnos en su compañía querida,
sus moradas y habitaciones,
sus voces femeninas en canciones argentinas,
con sus lamentos literarios, también literales,
sus dialectos inventados, lenguas desgarradas,
distancias terrenales, anhelos espirituales.
Malditas sean las ganas de raptarlas,
sacarlas de sus manos, llevarlas en un abrazo,
traerlas en mil años,
quedármelas en algo más que los recuerdos,
los lamentos, los momentos,
la sinapsis interrumpida por el atisbo del cielo de sus nombres musitados en la noche estrellada de esta existencia errática,
la vigilia nebulosa de los efímeros días con su presencia,
las rojas flores rechazadas por su perfección en el espacio,
las flores pedidas por la vanidad de los cabellos negros.
Malditas sean las gentes que dejaré en estas tierras
por la necesidad imperiosa de volver a la mía propia,
por las legales inquisiciones que así me lo ordenan,
las reglas y permisos en el lomo de este animal cansado de su juventud.
Gracias a ellas reales se hacen las impalpables emociones,
posibles se hacen los escapes para toda una vida,
Se me hacen innecesarias las horas del regreso,
volátiles los días en sus ojos,
queridos los sueños recordados,
celos las conversaciones con ajenos,
nadie los amores de toda una vida,
nuevos los latidos, brillante todo,
la virtual danza del cosmos se trasluce al compás de un abrazo.
posibles se hacen los escapes para toda una vida,
Se me hacen innecesarias las horas del regreso,
volátiles los días en sus ojos,
queridos los sueños recordados,
celos las conversaciones con ajenos,
nadie los amores de toda una vida,
nuevos los latidos, brillante todo,
la virtual danza del cosmos se trasluce al compás de un abrazo.
Nostalgia se hacen los recuerdos impresos.
Presos se vuelven los sentimientos al cruzar esta montaña,
libres al oír las voces, al soltar la risa, al contar las penas.
Nada se hacen las palabras, nada las miradas,
porque lo que quiero decir se me queda en el miedo al rechazo,
al silencio permanente de sus delgados labios,
al silencio en sus ojos, vitrales de mi catedral,
oasis y descanso de la estática rutina,
desierto etéreo del mar sentimental de a diario.
Todo se hacen las palabras, todo las miradas.
Presos se vuelven los sentimientos al cruzar esta montaña,
libres al oír las voces, al soltar la risa, al contar las penas.
Nada se hacen las palabras, nada las miradas,
porque lo que quiero decir se me queda en el miedo al rechazo,
al silencio permanente de sus delgados labios,
al silencio en sus ojos, vitrales de mi catedral,
oasis y descanso de la estática rutina,
desierto etéreo del mar sentimental de a diario.
Todo se hacen las palabras, todo las miradas.
Comentarios
Uf!
un par de cosas: si las mujeres fuesemos diosas, nos parecerìamos màs a las griegas que a otra cosa; tenemos más defectos que virtudes muchas veces, y los escondemos todos detrás de una máscara de pestañas.
Creo que pocas son las mujeres que se merecen versos como los tuyos, y lo merecen más por su pureza que por su belleza, porque la primera es mérito propio, yt la segunda sólo una rifa cromosómica que favorece a unos y reniega de otros, como si no fuesen sus hijos.
Eso por una parte
La otra, es que... la comunicacion es la base de cualquier relacion: de amigos, de pareja... y hasta de enemigos. Necesitas conocer a esa persona con la que quieres estar para tener esa necesidad de sentirlo/a a tu lado (como amiga, pareja), y si lo que vez te repugna, pues bien, vienen los sentimientos contrarios, pero a lo que voy xDDD es a que lo importante es conocerse! y para eso hay que hablar!
y si llega el rechazo...
no es mejor recibir una ultima palabra a que haber pasado la existencia imaginando el sonido de su voz?
te deje un mensaje en l blog de las merodeadoras, gracias por pasar
bye!!!
te quiero demasiao!
mil besos, espero tu post ;)
bye!!!