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99 La morgue - Ramon Griffero


La virgen se aparece. Nada más comienza la obra el tema de la religiosidad se hace presente, los personajes y todo el escenario de la morgue quedan bajo la mirada de la virgen, Cierra también la obra. Pero no hace nada, como cuando la virgen se le aparecía a Miguelito en los cerros, distrayendo la atención de los muertos.

Un muerto se levanta. Él. Incluso en el guión de Griffero no se consigna el nombre de este personaje, Él es uno de los muertos sin nombre, sin tumba, sin siquiera un informe de defunción. Le advierte a Germán –el protagonista- que las generaciones futuras deberán hacerse cargo de su historia. Es el mismo Griffero quien se refiere a esta forma de componer los personajes en su lectura de HP, donde también los personajes son apenas enunciados en el guión, para no cargar arquetipos sobre la interpretación de los actores y darles espacio a su creatividad, a una creación conjunta director-actor que se deba realizar-resignificar cada vez que se monte la obra.

La obra se rebobina. Este es uno de los elementos cinematográficos que dan cuenta del estado del arte del teatro. Algo totalmente ajeno al teatro sucede sobre el escenario, los espectadores son capaces de comprenderlo porque están acostumbrados a esa forma narrativa en el cine, y en el teatro, con el sonido de rebobinación en los parlantes, no es incomprensible.

El espacio se multiplica, aparece una tarima de una pared de la morgue, aparece con ella el pasado de la madre del protagonista. Lo que antes era una pared fría, ahora se abre con el cálido recuerdo de la madre prostituta, la madre manoseada por algún cliente que paga la educación de Germán, el sensible Germán, el artista. Esta elasticidad, polisemia, del espacio escenográfico muestra las múltiples evocaciones que puede traer a la mente un lugar, hace presente al público recuerdos del protagonista.

Personajes que se encariñan con animales imposibles: peces encontrados en los vientres de los falsos ahogados. Fernanda, la aseadora, le lleva a Germán los peces que encuentra en los cuerpos de los muertos que deben declarar como ahogados por orden del director de la morgue. Son detenidos desaparecidos. Muertos por la represión del régimen. Pero la orden es que sean ahogados, y la coherencia de la realidad hace que haya peces en sus pulmones, aunque sus pulmones nunca hayan llegado a tener agua en su interior.

Vidrios sucios, paredes de azulejos que reflejan el paso del tiempo. Murallas que se abren para dejar ver habitaciones. Griffero explica antes de que comience la obra que cuando esta se estrenó en el Trolley la escenografía parecía nueva. Aquí, en el 2017, han querido reflejar el paso del tiempo sobre la morgue que da cabida a la historia. La historia envejece, pero sigue repitiéndose, con una vigencia que llena teatros.

La madre que dice “yo ya no existo”. La madre italiana de Germán, de carne para el público pero etérea para el pintor, le remarca su condición de recuerdo, justo después de decirle que si hubiera sabido que iba a ser tanto su sufrimiento hubiera sido mejor abortarlo. Un pensamiento maternal seguido del abandono total.

La abuela paralítica que se levanta de la silla de ruedas para hacer una reflexión meta dramática sobre el tema de la obra: los muertos que no son enterrados.

"Honor a quienes nunca pudieron sepultar a sus hijos.
Venid a mí las Antígonas.
Venid a mí. Venid a mí los muertos."

Durante la dictadura militar una de las obras cuya representación llegó a estar prohibida es Antígona. En ella, la joven pide al rey permiso para enterrar a su hermano, el rey se lo niega. Estrenada incluso antes del plebiscito que terminaría con la dictadura, esta reflexión sobre la vigencia de violencia hacia los vivos, hacia los deudos, esta negación del réquiem, demuestra la potencia de la representatividad del teatro. Es lo que Oscar Cornage llama la teatralidad. No es que la historia de la morgue sea supra trascendental, es lo que se representa con esta morgue, una situación a nivel país donde los altos cargos mandan a ocultar las causas de las muertes que ellos mismos provocan.

¿Por qué es importante ver una representación del padre de la patria perder su espada? ¿Cuál es la trascendencia de la historia de las hermanas Álvarez? ¿Qué pretende Griffero mostrándonos estas escenas aparentemente inconexas de la trama central de la obra? Una de las cosas que llama la atención de 99 La morgue, ya desde el título, es la multitud de temas que hay en escena. ¿A qué hace referencia el 99 del título? Hay tantos temas al interior de la obra que muy pocos son desarrollados con profundidad, más bien parece una comprensión del teatro como una vitrina, un zapping teatral de tramas que no son dueñas de sus propias obras. Cuando Fernanda le cuenta a Germán la historia de las hermanas que antes vivían en el edificio, uno pudiera pensar que habrá una repercusión, una repetición de la historia en algún grado, pero el tema de la frustración del amor romántico no se vuelve a tratar en la obra. Bernardo perdiendo su espada y su esposa perdiendo el estandarte patrio pudieran entenderse como una pérdida de los valores patrios bajo el contexto de la dictadura, pero ¿es necesario verlo en escena? ¿No podía quedar en la voz –o la reflexión- de los personajes? ¿Hay 99 temas en la obra? ¿Por qué cuando el director de la morgue da muerte a la abuela –que al pararse y bailar recibe el nombre de La mujer de Corintios en el guión- recita los primeros diálogos de Lady Macbeth? ¿Qué tiene que ver la manipuladora esposa Shakesperiana con la obra de Griffero? Que él así lo quiso, eso tiene que ver. Que ocurre en un teatro, haciéndonos presentes una vez más la irrealidad de lo que vemos. Explica Paulina Urrutia en el recorrido por el teatro Camilo Henríquez posterior a la obra, que el escenario no tiene telón para reforzar el cuestionamiento a la cuarta pared. La obra cuestiona constantemente la ilusión de lo representado trayendo a la boca de los personajes referencias a otras obras de teatro, enrostrándole al espectador que está presenciando una representación teatral, actualizando la comprensión del teatro de fin de siglo. Es un teatro que no tiene todas las respuestas, pero que al menos plantea las preguntas.

bye 

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