-El otro día le hice una maldá a la Andrea.
-Soy pesao, weón, ¿qué le hiciste?
-Es que hace como una semana yo estaba durmiendo y de repente despierto full caliente, porque ella se había despertado antes que yo y estaba jugando a… esconderlo en la boca.
-Jjajajajjajaja. Pero rico po, qué te quejay.
-Sí, rico, pero no es que uno despierte, sino que estaba despierto a medias, medio excitado y los ojos se me cerraban solos de sueños.
-Ahh, que eris fome.
-Jajaja. Nah, sí no es que fuera malo, al contrario, solo que si uno de verdad estaba durmiendo es como “ya, ya, ya, rico, rico, pero ya, déjeme dormir porfa”.
-Jajajajajaja. ¿Y esa fue tu maldad?
-Noooo, lo que pasa es que días después me desperté antes que ella.
-¿Y se la devolviste?
-Sí po, levanté las sábanas con cuidado, le corrí el calzón pal lao y apliqué lengüita.
-Jjajajajajja. Weón, te apuesto que sí se prendió.
-Noo, si da sueño brigídamente.
-Ah, que son fomes.
-No, si al rato uno despierta y ahí ya es puro tirar duro.
-Mínimo po, si la dejaste con las ganas en la mañana, corresponde.
-Sí… - La Flaca va al baño. Aprovecho de servirme otro vaso de cerveza. Busco en la música de mi celular hasta encontrar a Michael Jackson. La Flaca vuelve y le relleno su vaso.
-Tenis cara de preocupado.
-Un poco, es que últimamente con la Andrea lo único que hacemos es tirar. Es increíble pero llega a aburrir tirar.
-Es que hay que hacer otras también po. Si el período de “luna de miel” en que tiray todo el día es al principio no más, pero si sobreviven a bajar el ritmo de tirar que tienen y se conocen más podrían durar harto.
-Quizás. No sé si duremos tanto.
-¿Queris terminar?
-No, pero que ya he aprendido todo lo que podía aprender con ella, y para el tiempo que llevamos, como dices tú, da para pensar en una relación larga, y no me siento enamorado. No siento que la hecho mucho de menos, ni ansiedad de verla.
-¿Y ella qué dice?
-Que me quiere. Que en las vacaciones viajemos para que conozca a su familia. Yo ni siquiera sé si quiero estar con ella pa las vacaciones.
-Chuuuta. Cachito en el que estay metido, si terminay con ella vay a romperle el corazón po, amigo.
-Yo igual creo eso. Pero si me quedo más tiempo a su lado y se engancha más, sería más el daño que le haría.
-Claro ¿Y cuál es el problema pa enamorarte de ella?
-Bueno tú caxai po… no me voy a arriesgar a invertir mis emociones en ella.
-Ah, weón, si las emociones ya las invertiste, asume la wea mejor.
-Bueno pero si no va pa ningún lao.
-Pero si tú mismo decís que las cosas han cambiado en todo este tiempo.
-Pero eso no ha cambiado en nada.
-…
-….
-Tenis que buscarte una mina más de tu estilo po, una que tenga tus gustos po weón.
-Pero, sí le gustan algunas cosas que a mí me gustan.
-Una que tenga buen gusto en música.
-Ah no, ahí no encontraría nunca.
-Te apuesto que nunca hablan de música.
-No pos si escuchamos cosas muy distintas. Ella escucha puro pop.
-Ya pos viste, búscate una que escuche lo mismo que tú.
-Esa wea es difícil po ¬¬
-Ah, si alguna tenis que conocer.
-...
-Tampoco se trata de que encontrís a una con la que hablis too el rato de música no más po
-Viste que complicai las weas
-Voh, weón, hablando de complicar las cosas, voh que te buscai puras minas complicas, puras locas histéricas de mierda que te hacen venir a emborracharte acá, y me venís a decir que yo complico las cosas? No pos, weón
-Pero es que me gustan las minas complicas po
-Pero búscate una distinta weón, cambia, ¡cre-ce!
-Es que me aburren las minas que no son complicás.
-No weón, te gusta complicar las cosas y punto...
-Sí yo sé...
-"Ay, sí yo sé" weón, cuando encontrai una mina salis con que estay indeciso y la wea, y la mina se cansa y la wea, y después tay tomando
-...
-Abúrrete po. Empieza a ser feliz.
-…
-El amor se hace, no se piensa.
-¿Además, qué quieres decir con que chatear te hizo estar romántico todo el fin de semana, si solo hablamos el domingo en la noche? ¿Con quién más chateaste? ¿A cuántas les llega esa indirecta en tu face?
-Andrea – digo antes de voltearme hacia ella-. Te aprovechas que estás desnuda para hacerme una escena de celos, y no deberías, no tienes que preocuparte por eso porque no hay nadie más.
-¿Nadie?
-No, nadie.
-¿Ni siquiera de tu ex?
Golpe bajo.
-No, obvio que no.
-¿No hablaste también con ella el fin de semana?
-No. Hace tiempo que no hablo con ella.
¿Por qué le miento?
-Quédate.
-No, ya po, Andrea, no voy a cambiar de opinión incluso si me quedo.
-Quédate, si ya es tarde, me preocupa que te vayas tan de noche.
-Debería irme.
-No, abrázame un poquito – dice mientras apoya su cabeza en mi pecho. Le acaricio la cabeza mientras intenta dejar de llorar. Estamos así hasta que pasa sus manos detrás de mi cuello, baja la mirada y acercando sus senos a mi pecho dice:
-Voy a echar de menos el sexo.
Mi cuerpo vibra mientras la ola de calor baja hasta mi entrepierna.
-No hablemos de eso – digo, poniendo mis manos en sus caderas.
Me abre su boca, mezclamos las lenguas, rozamos las pelvis.
Suena su teléfono.
-Es mi mamá –me dice.
Contesta. Se voltea para tener cierta privacidad al hablar. Yo me acerco por detrás.
-Aló, mamá.
Paso mis manos por entre sus brazos y empiezo a tocar la parte de arriba de sus senos.
Se sorprende pero no se voltea. Me da una palmada suave en las caderas.
-Sí, estoy…
Con uno de sus pechos en cada mano, aprieto y levanto con fuerza sus senos, estirándolos y presionándolos a través de la ropa.
-…bien –dice casi suspirando.
Voltea su rostro para decirme un mudo “ya po” y se aleja medio paso para recuperar privacidad.
-Sí, ya estoy en mi…
Me agacho y hundo mi cara en su trasero, intento morderlo a través de su calza.
-…depa.
Trata de avanzar, pero sujeto sus caderas con mis manos y refriego mi cara entre sus nalgas. La intensidad de su respiración cambia.
-Sí, si ya te dije que estoy bien.
Con su mano libre quita mi mano derecha de sus caderas, logra escabullirse, mientras me pongo de pie para perseguirla y encaminarla a la pared, emboscándola para quedar frente a ella y deslizar mi mano izquierda por su trasero, mientras le beso el mentón y comienzo un camino de mordiscos y lamidas por su cuello.
-No, mamá, obvio que estoy sola.
Comienzo a besarle el escote mientras le acaricio el culo, su mano libre comienza a acariciar mi nuca mientras me hace un gesto negativo con la cabeza. Yo respiro hondo, contento de que siempre se perfume las tetas.
-Ya, tengo sueño.
Con el dorso de mi mano derecha voy bajando a su entrepierna, presionando. Abre un poco las piernas y comienzo a jugar con la punta de mis dedos, haciendo círculos alrededor, con mi mano izquierda sujeto su cabello por la base de la nuca y le voy mordiendo el cuello subiendo hacia su oreja.
-Sí, estoy muy cansada, mañana te llamo. Chao, cuídate, yo también te quiero, saludos a mi papá.
Tira el teléfono sobre la cama. Me saca la polera y nos besamos profundamente mientras acaricio su trasero con ambas manos. No me reprocha nada.
-Voy a cerrar la cortina –recién se me ocurre dar ese par de pasos que nos dará privacidad. Sin sacarme la vista de encima se quita los aros mientras yo me deshago de mis zapatillas y calcetines, suelto el cinturón, bajo el jeans. Me dejo el bóxer para que lo saque ella. Se sienta y se saca las plataformas. Me tiendo en la cama y le acaricio la espalda mientras se va bajando las calzas. Sí, cuando usa calzas, usa colaless. Me incorporo un poco para apretarle los senos por sobre la ropa antes de quitarle la polera.
-Quédate, por último te vay mañana en la mañana.
-Bueno –digo por fin.
Un poco de sexo oral, luego lo hacemos y cuando, al cabo de unos minutos, alcanzo un ritmo que me está poniendo realmente caliente, dice:
-Sigue, sigue.
-No, si sigo me voy a ir. Cambiemos.
-Sí, ándate dentro mío –me mira a los ojos- lléname con tu semen.
Es increíble lo mucho que me calienta que me hable como puta. Doce embestidas después hundo mi pene hasta sentir la entrada de su útero, y así derramo mi semilla dentro de ella. Ella que me aprieta cuando siente el miembro crecer dentro suyo, una, dos, tres pequeñas arremetidas finales para terminar de expulsar el placer, mis piernas flaquean de goce, mis ojos se cierran nublados de éxtasis, me inclino sobre ella para besarla, me falta aire, no me alcanzan los pulmones para aferrarme a la vida, respiro a todo lo que doy mientras descanso sobre ella, no puedo calmarme y comienzo a retirarme pero me dice:
-Quédate un poquito adentro mío.
Y no quiero ser malo, ni cruel, ni falto de cariño, no esta última vez, así que descanso sobre ella que me abraza, apoyo mi cabeza en su pecho y por su respiración sé que ella no alcanzó el orgasmo, que todas estas frases calientes han sido para masturbarme porque no quiere perderme, pero por eso mismo me ha perdido, mi respiración no se calma, necesito espacio, el semen comienza a salirse y derramarse a las sábanas, no puedo seguir dentro. Me acuesto a su lado. Yacemos callados, respiro a todo pulmón, miro el techo, sigo duro, miro el brillante ariete que ha estado dentro suyo, que permanece orgulloso sin entender el cansancio que me imposibilita usarlo, ella sigue mi mirada, le pongo carita de pena fingida, me besa y luego lleva su mano a mis testículos, acariciando, aprieta la base de mi pene para asegurarse de que está completamente erecto, pasa una pierna por sobre mí. Frota su entrepierna contra el tronco de mi miembro un par de veces, después lo sujeta con una mano y lo guía para que entre bien mientras se sienta, cerramos los ojos mientras se mueve arriba y abajo, estiro mis manos para sujetar sus pezones, escurridizos pezones que se escapan entre mis dedos con su movimiento, aprieto bien para que sus tetas se estiren al ritmo de su montura. Apoya sus manos en mi pecho y me clava suavemente las uñas mientras cierra los ojos y nos complace, trato de incorporarme un poco para ayudarla, pero me retiene y sigue hasta que se cansa, y ahí sí acomodo mis piernas para darle un ritmo más frenético a la penetración.
Hasta que se cansa completamente, me pide que cambiemos, le alcanzo unos cojines para que proteja su nuca del respaldo de la cama, poniendo su pies en mis hombros entro en su apretadita y resbaladiza vagina. Comienzo a bombear hasta que alcanzo el ritmo necesario para que suene, fapfapfap, no importa que se escuche, fapfapfap, que todos los vecinos oigan que aquí nos estamos reventando de placer, fapfapfap, no importa nada pero estoy cansado, gotas de sudor caen de mi frente mientras sus pechos rebotan con mis embestidas, fapfapfap, así no me voy a ir, necesito algo más excitante, se me ocurre ver la forma en que su ano se contrae cuando está excitada, le pido que cambiemos, y con sus cuatro extremidades apoyadas en la cama tomo sus caderas y las acerco a mi pene, luego la alejo y vuelvo a empujarla hacia mí para penetrarla, siempre mirando su culo y apreciando el brillo de mi miembro cada vez que vuelve a entrar. Fapfapfap, sí, pero estoy muy cansado.
-Muévase usted –le digo. Se mueve adelante y atrás para penetrarse, gime mientras se empala con esta dureza infinita. Sigo muy quieto y muy duro. La voy ayudando de a poco, tratando de retomar el ritmo, estoy excitado de verla tan caliente, necesito algo más para rematar.
-Tóquese –le digo, y se acomoda para recibir todo el peso de la parte delantera de su cuerpo con una sola mano y así poder utilizar la mano izquierda para masturbarse mientras la arremeto una y otra vez, fapfapfap. Con la cabeza perdida en las almohadas no puedo verle la cara, estoy sudoroso, cansado, caliente, necesito aguantar hasta que ella tenga un orgasmo, necesito hacerle este último regalo.
Y entonces me anuncia que se va, y mi pene entra y sale con total lubricación de su interior, libre de roce, pero lleno de calentura, fapfapfap, a ratos siento las uñas de la mano que usa para masturbarse rozando mis testículos, clavan pero no importa, lo único que importa es aguantar un poco más, fapfapfap, me voy, dice, y su respiración comienza a agitarse en una loca carrera hacia el orgasmo simultáneo.
Aspira una corta bocanada de aire. Llegó, ahora puedo irme. Pero junta sus piernas, retrotrayendo su vagina. Mi pene queda fuera y embisto buscando volver a entrar para tener un orgasmo perfecto, pero mantiene su conchita apretada y resbalo hacia sus carnosas nalgas y la inevitable eyaculación se derrama sobre sus cachetes, ensuciándola toda. Y mi orgasmo es mucho menos intenso de lo que hubiera querido. Me dejó fuera, sabe bien que es la última vez que vamos a hacer el amor y me jodió el orgasmo a propósito, caigo extenuado a su lado sin fuerzas ni moral para reclamarle mi triunfo robado. Me usó, me convirtió en su juguete sexual. Un juguete rabioso.
Y sin mirarme dice:
-Ándate, Santiago.
Son las cuatro de la mañana. Ni siquiera ando con plata.
-Pe…
-Santiago –me interrumpe.-Agarra tus weas y ándate de mi departamento, ahora.
-Soy pesao, weón, ¿qué le hiciste?
-Es que hace como una semana yo estaba durmiendo y de repente despierto full caliente, porque ella se había despertado antes que yo y estaba jugando a… esconderlo en la boca.
-Jjajajajjajaja. Pero rico po, qué te quejay.
-Sí, rico, pero no es que uno despierte, sino que estaba despierto a medias, medio excitado y los ojos se me cerraban solos de sueños.
-Ahh, que eris fome.
-Jajaja. Nah, sí no es que fuera malo, al contrario, solo que si uno de verdad estaba durmiendo es como “ya, ya, ya, rico, rico, pero ya, déjeme dormir porfa”.
-Jajajajajaja. ¿Y esa fue tu maldad?
-Noooo, lo que pasa es que días después me desperté antes que ella.
-¿Y se la devolviste?
-Sí po, levanté las sábanas con cuidado, le corrí el calzón pal lao y apliqué lengüita.
-Jjajajajajja. Weón, te apuesto que sí se prendió.
-Noo, si da sueño brigídamente.
-Ah, que son fomes.
-No, si al rato uno despierta y ahí ya es puro tirar duro.
-Mínimo po, si la dejaste con las ganas en la mañana, corresponde.
-Sí… - La Flaca va al baño. Aprovecho de servirme otro vaso de cerveza. Busco en la música de mi celular hasta encontrar a Michael Jackson. La Flaca vuelve y le relleno su vaso.
-Tenis cara de preocupado.
-Un poco, es que últimamente con la Andrea lo único que hacemos es tirar. Es increíble pero llega a aburrir tirar.
-Es que hay que hacer otras también po. Si el período de “luna de miel” en que tiray todo el día es al principio no más, pero si sobreviven a bajar el ritmo de tirar que tienen y se conocen más podrían durar harto.
-Quizás. No sé si duremos tanto.
-¿Queris terminar?
-No, pero que ya he aprendido todo lo que podía aprender con ella, y para el tiempo que llevamos, como dices tú, da para pensar en una relación larga, y no me siento enamorado. No siento que la hecho mucho de menos, ni ansiedad de verla.
-¿Y ella qué dice?
-Que me quiere. Que en las vacaciones viajemos para que conozca a su familia. Yo ni siquiera sé si quiero estar con ella pa las vacaciones.
-Chuuuta. Cachito en el que estay metido, si terminay con ella vay a romperle el corazón po, amigo.
-Yo igual creo eso. Pero si me quedo más tiempo a su lado y se engancha más, sería más el daño que le haría.
-Claro ¿Y cuál es el problema pa enamorarte de ella?
-Bueno tú caxai po… no me voy a arriesgar a invertir mis emociones en ella.
-Ah, weón, si las emociones ya las invertiste, asume la wea mejor.
-Bueno pero si no va pa ningún lao.
-Pero si tú mismo decís que las cosas han cambiado en todo este tiempo.
-Pero eso no ha cambiado en nada.
-…
-….
-Tenis que buscarte una mina más de tu estilo po, una que tenga tus gustos po weón.
-Pero, sí le gustan algunas cosas que a mí me gustan.
-Una que tenga buen gusto en música.
-Ah no, ahí no encontraría nunca.
-Te apuesto que nunca hablan de música.
-No pos si escuchamos cosas muy distintas. Ella escucha puro pop.
-Ya pos viste, búscate una que escuche lo mismo que tú.
-Esa wea es difícil po ¬¬
-Ah, si alguna tenis que conocer.
-...
-Tampoco se trata de que encontrís a una con la que hablis too el rato de música no más po
-Viste que complicai las weas
-Voh, weón, hablando de complicar las cosas, voh que te buscai puras minas complicas, puras locas histéricas de mierda que te hacen venir a emborracharte acá, y me venís a decir que yo complico las cosas? No pos, weón
-Pero es que me gustan las minas complicas po
-Pero búscate una distinta weón, cambia, ¡cre-ce!
-Es que me aburren las minas que no son complicás.
-No weón, te gusta complicar las cosas y punto...
-Sí yo sé...
-"Ay, sí yo sé" weón, cuando encontrai una mina salis con que estay indeciso y la wea, y la mina se cansa y la wea, y después tay tomando
-...
-Abúrrete po. Empieza a ser feliz.
-…
-El amor se hace, no se piensa.
***
-¿Además, qué quieres decir con que chatear te hizo estar romántico todo el fin de semana, si solo hablamos el domingo en la noche? ¿Con quién más chateaste? ¿A cuántas les llega esa indirecta en tu face?
-Andrea – digo antes de voltearme hacia ella-. Te aprovechas que estás desnuda para hacerme una escena de celos, y no deberías, no tienes que preocuparte por eso porque no hay nadie más.
-¿Nadie?
-No, nadie.
-¿Ni siquiera de tu ex?
Golpe bajo.
-No, obvio que no.
-¿No hablaste también con ella el fin de semana?
-No. Hace tiempo que no hablo con ella.
¿Por qué le miento?
***
-Quédate.
-No, ya po, Andrea, no voy a cambiar de opinión incluso si me quedo.
-Quédate, si ya es tarde, me preocupa que te vayas tan de noche.
-Debería irme.
-No, abrázame un poquito – dice mientras apoya su cabeza en mi pecho. Le acaricio la cabeza mientras intenta dejar de llorar. Estamos así hasta que pasa sus manos detrás de mi cuello, baja la mirada y acercando sus senos a mi pecho dice:
-Voy a echar de menos el sexo.
Mi cuerpo vibra mientras la ola de calor baja hasta mi entrepierna.
-No hablemos de eso – digo, poniendo mis manos en sus caderas.
Me abre su boca, mezclamos las lenguas, rozamos las pelvis.
Suena su teléfono.
-Es mi mamá –me dice.
Contesta. Se voltea para tener cierta privacidad al hablar. Yo me acerco por detrás.
-Aló, mamá.
Paso mis manos por entre sus brazos y empiezo a tocar la parte de arriba de sus senos.
Se sorprende pero no se voltea. Me da una palmada suave en las caderas.
-Sí, estoy…
Con uno de sus pechos en cada mano, aprieto y levanto con fuerza sus senos, estirándolos y presionándolos a través de la ropa.
-…bien –dice casi suspirando.
Voltea su rostro para decirme un mudo “ya po” y se aleja medio paso para recuperar privacidad.
-Sí, ya estoy en mi…
Me agacho y hundo mi cara en su trasero, intento morderlo a través de su calza.
-…depa.
Trata de avanzar, pero sujeto sus caderas con mis manos y refriego mi cara entre sus nalgas. La intensidad de su respiración cambia.
-Sí, si ya te dije que estoy bien.
Con su mano libre quita mi mano derecha de sus caderas, logra escabullirse, mientras me pongo de pie para perseguirla y encaminarla a la pared, emboscándola para quedar frente a ella y deslizar mi mano izquierda por su trasero, mientras le beso el mentón y comienzo un camino de mordiscos y lamidas por su cuello.
-No, mamá, obvio que estoy sola.
Comienzo a besarle el escote mientras le acaricio el culo, su mano libre comienza a acariciar mi nuca mientras me hace un gesto negativo con la cabeza. Yo respiro hondo, contento de que siempre se perfume las tetas.
-Ya, tengo sueño.
Con el dorso de mi mano derecha voy bajando a su entrepierna, presionando. Abre un poco las piernas y comienzo a jugar con la punta de mis dedos, haciendo círculos alrededor, con mi mano izquierda sujeto su cabello por la base de la nuca y le voy mordiendo el cuello subiendo hacia su oreja.
-Sí, estoy muy cansada, mañana te llamo. Chao, cuídate, yo también te quiero, saludos a mi papá.
Tira el teléfono sobre la cama. Me saca la polera y nos besamos profundamente mientras acaricio su trasero con ambas manos. No me reprocha nada.
-Voy a cerrar la cortina –recién se me ocurre dar ese par de pasos que nos dará privacidad. Sin sacarme la vista de encima se quita los aros mientras yo me deshago de mis zapatillas y calcetines, suelto el cinturón, bajo el jeans. Me dejo el bóxer para que lo saque ella. Se sienta y se saca las plataformas. Me tiendo en la cama y le acaricio la espalda mientras se va bajando las calzas. Sí, cuando usa calzas, usa colaless. Me incorporo un poco para apretarle los senos por sobre la ropa antes de quitarle la polera.
-Quédate, por último te vay mañana en la mañana.
-Bueno –digo por fin.
Un poco de sexo oral, luego lo hacemos y cuando, al cabo de unos minutos, alcanzo un ritmo que me está poniendo realmente caliente, dice:
-Sigue, sigue.
-No, si sigo me voy a ir. Cambiemos.
-Sí, ándate dentro mío –me mira a los ojos- lléname con tu semen.
Es increíble lo mucho que me calienta que me hable como puta. Doce embestidas después hundo mi pene hasta sentir la entrada de su útero, y así derramo mi semilla dentro de ella. Ella que me aprieta cuando siente el miembro crecer dentro suyo, una, dos, tres pequeñas arremetidas finales para terminar de expulsar el placer, mis piernas flaquean de goce, mis ojos se cierran nublados de éxtasis, me inclino sobre ella para besarla, me falta aire, no me alcanzan los pulmones para aferrarme a la vida, respiro a todo lo que doy mientras descanso sobre ella, no puedo calmarme y comienzo a retirarme pero me dice:
-Quédate un poquito adentro mío.
Y no quiero ser malo, ni cruel, ni falto de cariño, no esta última vez, así que descanso sobre ella que me abraza, apoyo mi cabeza en su pecho y por su respiración sé que ella no alcanzó el orgasmo, que todas estas frases calientes han sido para masturbarme porque no quiere perderme, pero por eso mismo me ha perdido, mi respiración no se calma, necesito espacio, el semen comienza a salirse y derramarse a las sábanas, no puedo seguir dentro. Me acuesto a su lado. Yacemos callados, respiro a todo pulmón, miro el techo, sigo duro, miro el brillante ariete que ha estado dentro suyo, que permanece orgulloso sin entender el cansancio que me imposibilita usarlo, ella sigue mi mirada, le pongo carita de pena fingida, me besa y luego lleva su mano a mis testículos, acariciando, aprieta la base de mi pene para asegurarse de que está completamente erecto, pasa una pierna por sobre mí. Frota su entrepierna contra el tronco de mi miembro un par de veces, después lo sujeta con una mano y lo guía para que entre bien mientras se sienta, cerramos los ojos mientras se mueve arriba y abajo, estiro mis manos para sujetar sus pezones, escurridizos pezones que se escapan entre mis dedos con su movimiento, aprieto bien para que sus tetas se estiren al ritmo de su montura. Apoya sus manos en mi pecho y me clava suavemente las uñas mientras cierra los ojos y nos complace, trato de incorporarme un poco para ayudarla, pero me retiene y sigue hasta que se cansa, y ahí sí acomodo mis piernas para darle un ritmo más frenético a la penetración.
Hasta que se cansa completamente, me pide que cambiemos, le alcanzo unos cojines para que proteja su nuca del respaldo de la cama, poniendo su pies en mis hombros entro en su apretadita y resbaladiza vagina. Comienzo a bombear hasta que alcanzo el ritmo necesario para que suene, fapfapfap, no importa que se escuche, fapfapfap, que todos los vecinos oigan que aquí nos estamos reventando de placer, fapfapfap, no importa nada pero estoy cansado, gotas de sudor caen de mi frente mientras sus pechos rebotan con mis embestidas, fapfapfap, así no me voy a ir, necesito algo más excitante, se me ocurre ver la forma en que su ano se contrae cuando está excitada, le pido que cambiemos, y con sus cuatro extremidades apoyadas en la cama tomo sus caderas y las acerco a mi pene, luego la alejo y vuelvo a empujarla hacia mí para penetrarla, siempre mirando su culo y apreciando el brillo de mi miembro cada vez que vuelve a entrar. Fapfapfap, sí, pero estoy muy cansado.
-Muévase usted –le digo. Se mueve adelante y atrás para penetrarse, gime mientras se empala con esta dureza infinita. Sigo muy quieto y muy duro. La voy ayudando de a poco, tratando de retomar el ritmo, estoy excitado de verla tan caliente, necesito algo más para rematar.
-Tóquese –le digo, y se acomoda para recibir todo el peso de la parte delantera de su cuerpo con una sola mano y así poder utilizar la mano izquierda para masturbarse mientras la arremeto una y otra vez, fapfapfap. Con la cabeza perdida en las almohadas no puedo verle la cara, estoy sudoroso, cansado, caliente, necesito aguantar hasta que ella tenga un orgasmo, necesito hacerle este último regalo.
Y entonces me anuncia que se va, y mi pene entra y sale con total lubricación de su interior, libre de roce, pero lleno de calentura, fapfapfap, a ratos siento las uñas de la mano que usa para masturbarse rozando mis testículos, clavan pero no importa, lo único que importa es aguantar un poco más, fapfapfap, me voy, dice, y su respiración comienza a agitarse en una loca carrera hacia el orgasmo simultáneo.
Aspira una corta bocanada de aire. Llegó, ahora puedo irme. Pero junta sus piernas, retrotrayendo su vagina. Mi pene queda fuera y embisto buscando volver a entrar para tener un orgasmo perfecto, pero mantiene su conchita apretada y resbalo hacia sus carnosas nalgas y la inevitable eyaculación se derrama sobre sus cachetes, ensuciándola toda. Y mi orgasmo es mucho menos intenso de lo que hubiera querido. Me dejó fuera, sabe bien que es la última vez que vamos a hacer el amor y me jodió el orgasmo a propósito, caigo extenuado a su lado sin fuerzas ni moral para reclamarle mi triunfo robado. Me usó, me convirtió en su juguete sexual. Un juguete rabioso.
Y sin mirarme dice:
-Ándate, Santiago.
Son las cuatro de la mañana. Ni siquiera ando con plata.
-Pe…
-Santiago –me interrumpe.-Agarra tus weas y ándate de mi departamento, ahora.
................
f
..........
i
......
n
...
.
Para leer los capítulos anteriores, visitar la sección novelas.
bye
Comentarios