-Weon,
necesito salir.
-¿Qué querís
hacer?
-No sé, weón,
me siento ahogado, he estado en el departamento todo el día, toda la semana,
necesito salir.
-¿Hay hablado
con ella?
-No. Nada.
-…
-No estoy
haciendo nada en todo el día.
-Dale.
-No sé qué
hacer, weón, te juro que ya me ahoga el departamento… la uni, todo.
-Córtate el
pelo.
-¿?
-Sí, córtate
el pelo. Es terrible terapéutico.
-¿Por qué?
-No sé, weón,
pero a mí siempre me ayuda a cambiar de aire cuando me corto el pelo.
-Igual podría
ser… hace caleta que no me corto el pelo.
-Vamos mañana
po, te presento al peluquero que me corta el pelo a mí, es terrible bueno el
tipo. Se manda las medias terapias mientras te hace el corte.
-Ya… dale.
***
-¿Y tú conocis
a este tipo?
-Sí, hace
tiempo que me corto el pelo con él. De hecho el corte de ahora me lo hizo él.
-Ah, buena,
igual te quedo bien.
-Sí, si tiene
buena mano, ya vay a cachar.
-¿Y falta
mucho pa llegar?
-Nah, es ahí
en la esquina.
-Ah, ya caché.
-Tenis que
decirle que te haga el corte que él quiera.
-¿Estay
seguro?
-Sí, si el
Walter corta terrible bien, yo siempre que he venido le he dicho que me haga lo
que él quiera y he tenido re buenos resultados.
-¿Y cómo lo
conociste?
-Hace un
tiempo me quería cortar el pelo, no sabía qué quería, pero sabía que no me
quería rapar, así que entré y le dije que me cortara como quisiera. Según yo me
dejo bien, así que volví a venir y
después volví a venir.
-Buena.
-Está cerrado.
Debe andar en colación.
-¿Qué hacemos?
-Acompáñame a
comprar puchos.
-Dale, me voy
a comprar algo de comer también ¿tú almorzaste ya?
-Sí, comí
antes de salir, por eso me atrasé un poco. Oye, vamos a comprar puchos allá a
la esquina y después entramos a ese casino, ¿dale?
-¿Venden
completos, cierto?
-Sí, yo cacho…
o sea, nunca he comprado aquí, pero tiene toda la pinta.
***
-Hola viejito,
¿cómo estay?
-Bien, ¿y
usted?
-Bien también,
¿vienen los dos a cortarse el pelo?
-No, él viene
a cortarse, yo ando acompañando no más.
-Siéntate
entonces, tú… ¿cómo te llamay?
-Andrés.
-Ya, Andrés,
siéntate acá. ¿Hace mucho que usay esa cola?
-Sí de… toda
la vida.
-“Toda la
vida” harto sensible que saliste.
-Jajajajaja.
-Sí, pero que
sensible “toda la vida”, jajajaja ¿Te pasó algo o siempre eris tan sensible?
-Jajajajaja.
-No… nada.
-Ah, eris sensible,
como un poeta.
-No…
-Lo patearon
hace poco.
-Ah… ¿fue algo
importante?
-No mucho… es…
-Sí, llevaban
dos años.
-Uh… o sea que
estay en el suelo.
-No tanto…
-Sí.
-Jajaja. ¿y
fue hace mucho?
-Un… par de
meses.
-Ya. ¿A qué
viniste, qué corte queris?
-No sé, vine a
cortarme el pelo no más.
-Viniste a
cortarte el pelo. O sea que el corte te lo vay a hacer tú, me voy entonces po.
-No, no, vine
a que me corte el pelo.
-Ah, por ahí
andamos mejor. ¿y qué tipo de corte quieres que te haga?
-No sé… lo que
le parezca mejor.
-Está difícil…
sobre todo por esta partitura que tenis al medio. Supongo que también la hay
tenido “toda la vida” ¿o no?
-Jajajajaja.
-Sí, más o
menos.
-Ya. Oye ¿y
fue importante esta chiquilla?
-Sí… más o
menos.
-Sí, sí, si se
fue a Londres de intercambio y no se la cagó.
-Ah, pero está
bien po. Un pilar importante de una relación está en ser fiel, ha perdido el
valor pa lo cabros de hoy día, pero es importante ser fiel po viejito.
¿Terminaron porque ella te fue infiel?
-No, no.
-No, pero andaba
mirando por fuera.
-Ah… mira,
Andrés, te voy a contar de un cabro que estudiaba por acá cerca, que venía de
vez en cuando a cortarse el pelo. Andaba con una mina… rica po. Buen poto,
buenas tetas, rica po weón.
-Jajajaja.
-Ya…
-Un día, ya
llevaba como cuatro años viniendo y a veces lo acompañaba y a veces no, un día
que no lo acompañó le pregunté, le dije “compadre, perdone la pregunta, pero
¿usted se lo ha puesto en su conocimiento?”.
-Jajajajajajaja.
-¿Cómo en su
conocimiento?
-Que si se lo
había puesto po, weón.
-Ah, ah
chucha, ya.
-Y me dice que
no.
-Uh…
-Este era de
los que quería esperar hasta el matrimonio. ¿Tú también…?
-No, no, si
entre nosotros todo bien en ese sentido.
-Ah, ya.
Bueno, la cosa es que los dos estaban en esto de esperar hasta casarse, pero a
la minita esta se le notaba que quería puro, si andaba como pidiendo:
escotaita, rica como estaba, suavecita, se movía como pidiendo… ¡y este weón
quería esperar al matrimonio po weón!
-Jajajajaja.
-Jajajaja.
-Así que un
día llega aquí, venía pa la caga, y mientras le corto me empieza a contar que
la mina lo dejó por otro. Y yo la veo pasar como una semana después de eso ¡y
andaba flaca como perra po weón!
-Puro dándole.
-¡Sí, po weón!
-Jajajajaja.
-Jajajajaja.
-Así que,
viejito, yo no entiendo esa gente que espera hasta el matrimonio. La religión
es una cosa, pero la realidad ha cambiado.
-Sí po.
-Y te juro que
de verdad la mina bajó no sé cuántos kilos, viejito. Así que espérate a que la
volvay a ver, po viejito.
-No si, sí la
he vuelto a ver.
-Ah…
-Es que son
compañeros, tienen como un ramo en común, pero se ven en la semana.
-Chuta. Bueno
pero eris joven, así que es la mejor edad en que podía pasar esto, porque que
te pase de viejo… ¿qué edad tenis tú?
-Veinticuatro.
-Ah… y tú?
-Veintiuno.
-Ah… ¿y
ustedes no son compañeros?
-Fuimos
compañeros, en la otra carrera.
-Bueno, como
te decía, es la mejor edad en la que te puede pasar, porque puta que se aprende
cuando te patean.
-Sí…
-¿Cómo que sí?
¿ya te había pasado antes?
-No, pero…
-¿Y si no te
había pasado antes pa qué me decís que sí? ¡si no tenía idea, viejito!
-Jajajajaja.
-Puede ser.
-Na que “puede
ser”. No tenís idea, po viejito. Vay a aprender caleta en estos meses. Te vay a
conocer po viejito. Te vay a ver en lo más bajo que podis llegar y ahí, de a
poquito, vay a ir subiendo, como nuevo.
-Sí, yo le
digo lo mismo.
-Sí po.
Además… esta cuestión de cortarse el pelo… ¿tú sabis lo que es el pelo?
-Eh… no, o
sea…
-Son puras
células muertas. El pelo es como la memoria del cuerpo, guarda todas las weas.
Por eso a los ratis no les piden exámenes de orina, les piden exámenes de pelo.
-Ah, no
cachaba.
-Si po,
viejito, el pelo guarda todo, así que cuando te cortay el pelo en realidad
estay cortando tu historia, estay dejando ir lo que ya termino.
-Ah, buena.
-Así que
cortarse el pelo es realmente terapeútico po viejito.
-Lo mismo le
dije yo, que se iba a mirar e iba a estar distinto y eso le iba a hacer bien.
-Es verdad. ¿Y
tú, viejito, también anday acá por mal de amores?
-Nah, hace
años que no me enamoro.
-¿Ahí
aprendiste que se supera?
-Sí, fue… fue
la que hasta ahora ha sido la mujer de mi vida…
-Pe…
-Hasta ahora.
-Y eso que fue
re mala.
-Al Andrés no
le caía bien, y él y otros amigos dicen que ella nunca me quiso realmente, etcétera,
etcétera, pero yo la quería.
-Eso es lo
complicado.
-Claro. Pero
después de unos meses en el suelo me levanté y aquí estoy po.
-Como las
weas.
-Jajjajajajaj.
-Jajjajajajja.
-Bueno,
¿Andrés?
-Sí, Andrés.
-Bueno
viejito, las cosas pasan pasan por algo. Después vendrán otras historias pero
no te preocupis por eso. Disfruta sentirte mal, hunde los pies en el barro y
cuando llegue el momento vay a salir de a poco, y ni te vay a dar cuenta.
-Sí, supongo.
-¡Y supone más
encima!
-Jajajajjaaj.
-Ya, Andrés,
mírate al espejo.
-Ohhh, me
gusta.
-Te veis bien,
oh.
-Gracias.
-De nada po,
viejito, cuando quiera.
-¿Cuánto le
debo?
-Por venir
recomendado esta vez van a ser dos mil.
-Ya. Tome.
Gracias, nos vemos pa la próxima.
-De nada po,
tira pa arriba no más, y haz algo útil con toda esa sensibilidad, dale un uso.
-Vale, nos
vemos en unas tres semanas cuando ya se me eche a perder este corte.
-En dos
semanas entonces.
-Chuta, ya… ¡chao!
***************
F
***********
I
********
N
*****
***
*
Dedicado a Walter Sobarzo, que cortó el pelo 25 años en la Usach, siempre con una sonrisa y buena charla.
Comentarios