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¿Qué es tener nostalgia de la luz? ¿Quién siente esta nostalgia? ¿por qué no ve la luz? Gracias a cuanto demora la luz en llegar a nuestras retinas lo que vemos es cosa del pasado, como dice Gaspar Galaz “esa es la trampa, el presente realmente no existe”. Vivimos, por lo tanto, en el pasado. Los astrónomos como arqueólogos del cielo, historiadores que buscan en el cielo traslúcido del presente las respuestas al origen del todo, las respuestas a las preguntas que la religión nos dió.  Los astrónomos como viajeros del tiempo que ven en sus telescopios lo que sucedió años atrás en lejanos lugares. Congelan el tiempo de un momento que sucedió hace años. El cielo traslúcido de Atacama seca la tierra y conserva un momento del tiempo que ya se esfumó. Es tarea de los arqueólogos decirnos qué había en ese momento. Qué querían los hombres de las pinturas rupestres, qué nos narran sus momias, qué callaron sus voces; son respuestas que deben buscar bajo el cielo más limpio del mundo...

Resulta motivador leer un libro que da cuenta de las luchas que hemos dado los estudiantes durante los, ya, últimos ocho años Al sur de la Alameda, narra la toma de un colegio subvencionado durante la revolución pingüina del 2006, desde los ojos de un despolítizado jugador de fútbol se hacen presente la Aces, los sapos, los detenidos desaparecidos, los ccee paranoicos, los polítologos de toda toma, lo fome que son las asambleas, el saqueo, el hambre, el frío, las marchas, el humor, el amor, los sueños Y, en sí, es un muy buen relato de lo que es estar encerrado un par de días con tus compañeros, esos que no son tus amigos, pero que están hombro a hombro contigo, soñando, construyendo. El relato se convierte en una novela ilustrada, donde los dibujos ahorran la lectura de descripciones tediosas y aterrizan una narrativa gráfica que aporta a la narración como solo una imagen puede hacerlo. En sí esto hace a Al sur de la Alameda un libro bastante innovador para la escena literaria ...

Mi tesis es que toda violencia es política, que tus labios son el mejor argumento contra la represión de la lengua, que no hay billete que valga robarle la educación a un pobre, que tus ojos son redondos de tanto mirar sin rumbo, que lo niños ríen y  no hay sinceridad más grande que esa. Mi antítesis es que los compañeros arreglen sus votos, que tu silencio castillos construya en mi oído, que no alcance la comida aunque trabajemos 9 horas al día, el pecho frío del que sigue sin dudar algún partido, y el miedo a torturar al torturador. Mi objetivo es específico, ajustado: para todos todo para nosotros nada. Y el que acuse de ser objetivo general entérese que llegaremos ahí sin generales. bye